INTERIORISMO

Interiorismo wabi-sabi

Interiorismo wabi-sabi: la curiosa forma japonesa de entender el mundo y la belleza a través de la imperfección.

¿Qué es wabi-sabi?

Si nos lo hubieran preguntado hace una década, la mayoría de nosotros – por no decir casi todos – no habría sabido responder. Sin embargo, gracias al auge de las redes sociales y los medios digitales, muchas palabras y expresiones provenientes de otras lenguas han pasado a formar parte de nuestra vida diaria a través de todo tipo de contenidos, y a estas alturas habrás leído el término wabi-sabi en infinidad de sitios y en multitud de ámbitos diferentes, desde el arte, la moda o la naturaleza, hasta el diseño, la arquitectura y el interiorismo.

Wabi-sabi es una expresión japonesa que no tiene traducción al español, un concepto que apareció hace mil años y que forma parte fundamental de la estética japonesa, el conjunto de principios que aún hoy rigen los cánones de belleza y buen gusto en el país nipón.
Pero, ¿Qué significa wabi-sabi?
Wabi-sabi podría resumirse como una forma de ver la belleza en la imperfección. Supone la aceptación de lo transitorio, la acción de la naturaleza y la melancolía que se desprende de lo imperfecto e inacabado en todas las cosas. La expresión proviene de los términos wabi, “la elegancia sutil y discreta de la simplicidad”, y sabi, “la belleza que aparece con el deterioro provocado por el paso del tiempo”.
Por ello no resulta extraño escuchar a un anciano artesano japonés diciendo de un cuenco o un jarrón hechos a mano que “tiene wabi-sabi”.
Pero resumir este maravilloso concepto en una simple frase es quedarse corto, y sin ánimo de extendernos demasiado, nos parece conveniente profundizar un poco más en el término wabi-sabi para poder entender su relación con nuestra pasión y profesión, el interiorismo y la arquitectura.

Término wabi-sabi

Con la intención de introducir al lector en el término wabi-sabi, el profesor Tanehisha Otabe sugiere el antiguo arte del wabi-cha, una ceremonia del té establecida en el Japón del siglo XV por dos maestros del té, como un buen ejemplo para ilustrar el concepto.

Este estilo de ceremonia, consistente en la elección de la cerámica japonesa común en lugar de la técnicamente perfecta y ornamentada cerámica china, suponía un desafío a los cánones de estética predominantes. Prescindiendo de colores llamativos y ornamentos innecesarios, a los invitados se les animaba a deleitarse en los colores y texturas sutiles que hasta entonces habían pasado desapercibidos.

El motivo por el que escogieron piezas rústicas e imperfectas era, según el profesor Otabe, que “wabi-sabi deja algo inacabado para el juego de la imaginación”. De este modo, se consiguen tres cosas: la conciencia de las fuerzas de la naturaleza involucradas en la creación de cada una de las piezas, la aceptación del poder de dichas fuerzas naturales y el abandono del dualismo, la creencia que estamos separados de nuestro entorno. Estos tres efectos combinados, consiguen que el espectador se vea a sí mismo como parte indivisible del mundo que habita, carente de la separación creada por convenciones sociales, y además, tome consciencia de su exposición al paso natural del tiempo.

Según el profesor Otabe, «La estética de wabi-sabi nos abrió los ojos a la vida cotidiana y nos brindó un método para apropiarnos de lo que es común de una manera poco común y estética».

Y es, precisamente, esa consciencia de formar parte del entorno que habitamos y nuestra exposición al paso del tiempo lo que nos permite establecer una estrecha relación entre la filosofía wabi-sabi y las nuevas – o no tanto – tendencias en interiorismo y el diseño de interiores.

El wabi-sabi y el diseño de interiores.

El cometido del diseño de interiores es, indudablemente, crear espacios habitables para las personas que van a ocuparlos. Como ya dijimos en un post anterior, el interiorismo persigue la transformación de un espacio en un ambiente que satisfaga las necesidades de las personas que van a ocuparlo. Y estas necesidades no se suscriben simplemente a lo funcional, estético o económico, sino también a lo personal y emocional. Aceptamos, por tanto, que nuestro entorno influye directamente en nuestro estado emocional.

Por otra parte, si aceptamos la filosofía wabi-sabi de que formamos una unidad con el entorno que habitamos – y nosotros la aceptamos – entenderemos esta nueva tendencia basada en la creación de espacios bellos estéticamente gracias a la imperfección de los materiales, texturas y colores utilizados en su construcción.

Cómo decorar según la belleza de wabi-sabi.

Aquí os dejamos nuestros 10 mandamientos para decorar según la filosofía wabi-sabi:

1. Busca piezas únicas.
Su encanto radica en apostar por pocos elementos pero bien escogidos bajo las premisas de la imperfección, humildad y contemplación de la naturaleza.

2. Cree en el poder regenerador de las plantas.
Unas plantas sobre una mesa de madera sin tratar ejemplifican a la perfección este estilo decorativo que tiene a la naturaleza como referente.

3. Viste tu casa con tejidos orgánicos.
Algodones, lanas o linos, entre otros tejidos suaves, son los más utilizados en las casas con decoración wabi-sabi. En cuanto a los colores, se buscan aquellos que transmiten el uso y el desgaste del paso del tiempo, como tonos tierra, beige o grises, además del blanco.

4. La arruga es bella.
Las arrugas no solo son hermosas en los tejidos, sino también en paredes, suelos y
muebles. Por ello habitualmente nos encontramos con elementos con texturas oxidadas o superficies sin pulir, así como muebles con acabados rústicos en cualquier estancia, incluso en los baños.

5. Personalidad a través de la austeridad.
Se busca el equilibrio a través de los volúmenes y la luz. La asimetría y la irregularidad transmiten un ambiente de austeridad y relajación. No tengas miedo a usar una vajilla con piezas desiguales. La imperfección transmitirá tu autenticidad, tu falta de miedo, tu libertad.

6. Desnuda tus paredes.
Las paredes suelen tender al blanco y habitualmente prescinden de adornos u ornamentos innecesarios. La cantidad de luz natural determinará también la conveniencia o necesidad en la elección de colores neutros, apagados o blancos.
Del mismo modo, también será el propio espacio quien determine la colocación de uncuadro en el lugar idóneo, siempre que cumpla con los preceptos del estilo wabi-sabi.

7. La humildad es el camino.
Igual que en la decoración japonesa, esta filosofía encuentra la belleza en el diseño de objetos humildes y sencillos, huyendo de la ostentación y lo excesivamente elaborado.

8. Siéntete libre.
Tal como ya hemos comentado con respecto a la personalidad y la austeridad, los espacios wabi-sabi se reconocen por la sensación de libertad que puede respirarse en ellos, gracias a la asimetría propia del minimalismo que persigue esta filosofía.

9. Crea calor en tu hogar.
Además de la luz solar durante el día, el fuego es el elemento que proporciona luz y calor al hogar, aportando vida y generando intimidad.

10. Llámanos para que te asesoremos.
Sabemos lo complicado que resulta abordar un proyecto de estas características. Por ello te recomendamos que te pongas en contacto con un profesional que sepa entender las necesidades tuyas y del espacio que deseas transformar acorde con el estilo wabi-sabi.

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Crear un espacio wabi-sabi

Podríamos resumir diciendo que este estilo de decoración se caracteriza por el protagonismo de lo natural y auténtico en contraposición a la frialdad de lo industrial o fabricado en serie.
Su razón de ser se basa en la simplicidad, lo auténtico y natural, lo imperfecto e inacabado y el vivir ajeno a las modas. Se trata no solo de un modelo de referencia estético sino también filosófico, puesto que otorga una dimensión espiritual al arte de vivir la vida. Una llamada a la acción para llevar una vida con conciencia, alejada del consumismo industrial y anteponiendo calidad a cantidad, consumiendo menos, pero mejor.

En cuanto a su ejecución aplicada al interiorismo, el estilo wabi-sabi opta por gamas cromáticas basadas en tonos claros y neutros, una selección de textiles en los que predomina lo orgánico y natural, y unos materiales patinados y desgastados que se plasman en paredes que no ocultan sus imperfecciones y elementos decorativos con grietas o desconchados provocados por el paso del tiempo. Una sensación de libertad que otorga una personalidad que no necesita ceñirse a las modas.

Si quieres crear un espacio wabi-sabi, primero has de serlo tú.

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