El reto era fácil, darle una segunda vida a una vivienda por entonces ocupada y con grandes problemas de mantenimiento y usabilidad. Lo primordial era abrir la vivienda al exterior y a las vistas, pues los atardeceres desde su terraza, no tienen precio. Se plantea una vivienda con capacidad para 6 personas, con tres habitaciones, dos de ellas en suite y un salón-comedor-cocina, totalmente abiertos a la terraza con piscina exterior.